Historia del Budín de Pan
Se cree que tuvo su origen en
las necesidades económicas que azotaron a Argentina a principios del siglo XX,
cuando las familias más humildes decidieron elaborar un plato dulce con
sobrantes de pan del día anterior, ante la necesidad de comer y abaratar
costos. Aunque el budín nació del ingenio popular se inspiraron en los
tradicionales budines ingleses.
Los hogares de bajos recursos
no podían darse el lujo de tirar el pan que sobraba, por lo que decidieron
emplearlo en la realización de un postre, luego todos los cocineros del mundo para evitar el desperdicio de pan duro lo
siguieron haciendo. Así se logró una nueva dulzura
en la cocina.
Sin embargo, el termino budín
es de origen europeo. En Inglaterra se
lo conoce como pudding, en
Francia como boudin término que
deriva el latín botellus que
significa “pequeña morcilla” y hace referencia a la forma que tenían los
budines ingleses durante la Edad Media. Por
años esta receta se utilizó para poder reciclar el pan sobrante, pero tan
delicioso fue el sabor que se llegó a convertir en un postre servido en las
mesas de todo el mundo en un estado frío o caliente. En esa época, un budín era una masa horneada
que se comía envuelta en una servilleta.
Nació en las clases más bajas de la sociedad inglesa, ante la necesidad de
alimentarse aprovechando los restos de pan. Con el tiempo se fueron
incorporando otros ingredientes y se fue haciendo popular en otros sectores de
la sociedad.
Entre los nombres que recibe este singular postre,
podemos encontrar budín, pudín, flan o torta de pan
y colegial. En Venezuela se le conoce vulgarmente con el nombre de torta burrera. Se le conoce como Budín de Pan en Perú, Chile, Argentina,
Costa Rica, Paraguay y Puerto Rico entre otros países, como Pudin de Pan en España o Pudín de Pan en Cuba, México, Colombia
y Venezuela.
Es normal en los postres
encontrar recetas que varían dependiendo de la región en la que se prepara y
esto se debe principalmente a una cuestión de costumbres y disponibilidad de
ingredientes. En el caso del budín de pan, la receta es similar en casi todo el mundo.
Inicialmente se elaboraba usando pan duro (normalmente de las sobras), lo que aún se hace en muchos lugares, y mantequilla, leche, huevo, azúcar o miel
de caña, especias (como canela, nuez
moscada, clavo, ralladura de limón o naranja y vainilla), pasas de uva remojadas en cogñac y fruta
seca que puede ser algún tipo de nuez y
hasta las frutas abrillantadas usadas en Navidad. También se puede usar diferentes tipos de pan e incluso hay versiones
novedosas hechas hasta con sobrantes de bizcocho.
El pan se ponía en remojo (a menudo toda la noche), se exprimía
hasta secarlo y se mezclaba con los demás ingredientes. La masa se ponía en un
molde y se horneaba. La ralladura de naranja o limón, el agregado de
nueces o pasas de uva y el uso de licores son todas prácticas que se
incorporaron a la receta por la diversificación a lo largo de las regiones que
siempre ponen su sello cultural en las recetas que provienen de Europa.
También puedes enmantecar una budinera y verter en
ella caramelo líquido. Para esto último se debe colocar en una cacerola media
taza de azúcar con una o dos cucharadas de agua, hasta que tome el punto
deseado.
La
incorporación del caramelo fue indispensable para la popularidad de este
sencillo postre, le da una apariencia mucho
más apetitosa teniendo en cuenta que se prepara con pan “viejo”. Es usual en
las panaderías encontrarse con gente que pregunta por el pan sobrante para que,
en vez de que sea desperdiciado, se lo regalen y así preparar el budín de pan
con costos muy bajos.
Puede servirse con una salsa dulce de algún tipo, como salsa de whisky, de ron o de caramelo, pero típicamente se toma frío en cuadrados o rebanadas. Y se puede servir con dulce de leche, crema chantilly o frutas frescas. En Malasia, el budín de pan se consume con crema pastelera y en Hong Kong con salsa de crema de vainilla. En Argentina y Uruguay se consume acompañado con dulce de leche.
Si bien existen las versiones británicas, peruanas, mexicanas y puertorriqueñas, el budín de pan argentino tiene su receta secreta y tradicional, que se fue pasando de boca en boca hasta convertirse en un auténtico clásico de la cocina local. Su aroma es inigualable.
Hoy día también existe budín salado, el cual se sirve en desayunos o como entremés. De todas formas, el budín de pan es un postre exquisito que gusta a grandes y chicos, a su sabor se suma su preparación sencilla, su bajo costo y el aprovechamiento de un alimento que en otro caso, terminaría en la basura.