martes, 3 de noviembre de 2015


Lavar o no lavar el pavo

Por Donna Karlsons, Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria de USDA

Si lavo una cosa quedará más limpia y será más segura, ¿verdad? No necesariamente. Lave sus manos, ¡pero no el pavo! Muchos consumidores creen que lavar su pavo significa eliminar bacterias y aumentar la seguridad.
Sin embargo, es prácticamente imposible eliminar las bacterias del ave con el lavado. En cambio, los jugos que salpican durante el lavado pueden transmitir bacterias a las superficies de su cocina, otros alimentos o utensilios. Esto se denomina contaminación cruzada, lo que puede provocarle a usted y a sus invitados una enfermedad muy grave. Lavarse las manos antes y después de manipular el pavo y su envoltorio es crucial para evitar la propagación de bacterias dañinas. Asegúrese de lavar sus manos con agua tibia y jabón por 20 segundos.
Este paso simple pero importante puede protegerlo a usted y a sus invitados de una enfermedad de origen alimentario. Si el pavo crudo o sus jugos entran en contacto con las superficies de la cocina, lave las superficies y los fregaderos con agua caliente y jabón. Para una mayor protección, debe desinfectar las superficies con una solución de 1 cucharada de lejía de cloro líquido sin olor por galón de agua. Asegúrese de dejar que esas áreas se sequen por completo. La única forma de destruir las bacterías del pavo es cocinarlo a una temperatura interna mínima segura de 165 °F usando un termómetro para alimentos. Algunos chefs prefieren cocinarlo a una temperatura más elevada para lograr mayor sabor y textura. Recuerde controlar la temperatura del pavo en la parte más interna del muslo y el ala y en la parte más gruesa de la pechuga para asegurarse de haber eliminado las bacterias que provocan enfermedades.

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