domingo, 3 de febrero de 2019


Conviértete en un comensal consciente


Cuanta más información manejes más sabias serán las decisiones que tomes.

La comida puede ser vida o puede ser muerte. Puede ayudarnos y curarnos, o bien, lastimarnos.
Diseña tu plato, elige siempre lo casero. Intenta que la mayor parte de tu ingesta se mantenga en niveles mínimos de comida procesada.

Cuando estés haciendo la compra de alimentos para tu familia, recuerda que si no debes comer algún alimento, tu familia tampoco. Entre más opciones tengas, más fácil será preparar una comida.

Si tienes alimentos tentadores en tu cocina para tu familia, usa recipientes opacos para guardarlos.
Haz una lista de los artículos esenciales que están a punto de acabarse.
Llevar los platones con la comida a la mesa, hace fácil servirse más.

Recuerda que adelgazar es una consecuencia, la verdadera meta es alcanzar una vida saludable.
Forma un círculo de amigos que deseen ser y mantenerse saludables.
Cuando sientas que estas por caer en la tentación, cambia de actividad.

Lo que es un desliz ocasional no significa que sea un fracaso.
Ve a las fiestas con la idea de socializar, no de comer.
Si vas a una fiesta e insistan en que comas, pide que te pongan un poco para llevar. Eso no significa que te lo tengas que comer, se lo puedes dar a un amigo o a un vecino.

Come solo hasta sentirte cómodo, no lleno.
Elogia la receta desde el principio. Si halagas al cocinero después de dar el primer bocado, no parecerá que te disgustó el platillo cuando rechaces una segunda porción después.

Haz un plan de comidas. Si sabes que tu tía se ofenderá si no pruebas su bizcocho de chocolate, planea tu comida. Sírvete porciones más pequeñas del plato principal para que tengas espacio y algunas calorías disponibles para el postre.
Prepara excusas, tales como: “quizá más tarde” o “estoy satisfecho ahora y no lo disfrutaría, esperaré un poco”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario