miércoles, 9 de octubre de 2019


Memorias en la cocina
La palabra memorias es una mala traducción de la palabra recuerdos, pero así se traduce en Estados Unidos; donde vivo actualmente, aunque no estoy de acuerdo con esta traducción.

Son muchos los recuerdos o memorias que cada persona atesora y almacena para sí, en torno a la cocina y a la comida. Voy a hablarles de dos vertientes.
La primera son los recuerdos que siempre hemos tenido de niños, cuando nuestras madres o nuestras abuelitas nos preparaban ciertos platos que aún recordamos. ¡Cómo olvidarlos, si con ellos crecimos!

Por eso es importante aprender a cocinar con ellas, para conocer de cerca su sazón. Cuando estamos en esos años infantiles, eso no nos llama la atención y más tarde lo lamentamos. Aun de adultos cuando abandonamos la casa, lamentamos no haber aprendido. Más lamentable es cuando ya no tenemos a esa persona físicamente para aprender. Fue un tiempo que perdimos, quizás por gusto o por capricho.

Ya como padres debemos inculcar en nuestros hijos el amor por la cocina, por los alimentos y por su entorno. No dejemos que el tiempo pase.

Otra de las vertientes ocurre cuando emigramos a los Estados Unidos. Ahí es cuando el asunto se complica un poco más. Pues es entonces cuando ya no disponemos de todos esos alimentos e ingredientes que deseamos, añoramos y nos gustan, echando mano entonces de lo que tenemos a nuestro alcance para crear nuevos platos o versiones vagas de lo que tenemos en nuestra memoria.

Recurrir a la compra de ciertos ingredientes a través del internet no siempre es la mejor solución y en contadas ocasiones corremos con suerte de tener a alguien que nos lo puede enviar desde nuestra tierra.
Muchos libros de cocina se han escrito basados en memorias.

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