Pluots, una dulce y sabrosa fusión
Es simple, casa una ciruela (plum)
con un albaricoque (apricot) y te dará un pluot, con lo mejor de cada
uno.
Quizás el nombre te suene a chino,
pero podemos disfrutarlos desde 1989 gracias al biólogo Floyd Zaiger, que los desarrolló. Ojo, que no son resultado de
modificaciones genéticas, sino de cruces naturales que surgen de la
polinización de diferentes árboles y de la colaboración de investigadores de
California, Francia o Israel. Se cultivan principalmente en California y,
dependiendo de cuánta parte de la fruta es ciruela y cuánta albaricoque, hay
hasta 80 variedades, algunas con nombres tan divertidos como “huevo de
dinosaurio”.
Te recordarán a las ciruelas, pero
con un sabor más dulce e intenso. Los verás amarillos, verdes, púrpura y
morados y a veces con la piel rayada o moteada (manchada). En el supermercado,
elige los más firmes, de color más intenso, de piel suave y libre de
imperfecciones. En casa, los puedes tener a temperatura ambiente hasta que
estén en su punto. Si los compras ya maduros, en la nevera se mantendrán en
buen estado durante dos o tres días.
Saboréalos frescos, directamente en
tu mano o añadiéndolos a ensaladas o salsas. Sé creativa y combínalos con albaricoque,
berries, pato, melón, nectarinas, melocotones, cerdo, prosciutto,
cebolla roja y nueces. Sabrán deliciosos también con almendras, albahaca,
cardamomo, canela, jengibre, limón, menta, naranja y vainilla. Y lo mejor es
que un pluot de tamaño mediano tiene solo 80 calorías y nada de grasa,
colesterol ni sodio. Además, es una buena fuente de vitaminas A y C y potasio.
Su mejor momento es entre mayo y
septiembre.
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