lunes, 13 de junio de 2016


Alergia e intolerancia a los alimentos. ¿Cuál es la diferencia?

Para la mayoría de la gente, comer es un placer. Sin embargo, hay quienes se ven forzados a ver ciertos alimentos como “enemigos”. Estas personas padecen alergias alimentarias. Afortunadamente, la mayoría de las alergias a alimentos no son tan serias.

Sin embargo, algunos estudios mencionan que solo un pequeño porcentaje de las personas que creen sufrir una alergia alimentaria han sido diagnosticadas por un médico.

¿Qué es la alergia alimentaria?

“La alergia a los alimentos no tiene una definición universalmente aceptada”, informa un grupo médico liderado por la doctora Jennifer Schneider Chafen en un estudio publicado en la revista JAMA, de la Asociación Médica Americana. No obstante, muchos expertos creen que el sistema inmunológico es el principal desencadenante de las reacciones alérgicas.

Por lo general, una reacción alérgica a cierto alimento se produce en respuesta a una proteína que hay en ese alimento. El sistema inmunológico se confunde y trata la proteína como si fuera perjudicial. Cuando una determinada proteína entra en el cuerpo, el sistema inmunológico puede crear un anticuerpo conocido como IgE (Inmunoglobulina E) para neutralizar al supuesto invasor. Al ingerir de nuevo el alimento que causa la alergia, los anticuerpos creados antes pueden dar lugar a la liberación de sustancias químicas, entre ellas la histamina.

En circunstancias normales, la histamina juega un papel beneficioso en el sistema inmunológico. Pero por razones que no se comprenden del todo, la presencia de anticuerpos IgE y la posterior liberación de histamina provoca una reacción alérgica en las personas que resultan ser hipersensibles a una proteína en particular.

Así, alguien puede comer un alimento por primera vez sin notar nada extraño, pero la siguiente vez que lo consume tener una reacción alérgica.


¿Qué es la intolerancia alimentaria?

La intolerancia alimentaria también es una mala reacción a un alimento. Pero a diferencia de la alergia alimentaria —provocada por el sistema inmunológico—, la intolerancia es una reacción del sistema digestivo, por lo que no intervienen anticuerpos. Lo que sucede es que la persona tiene dificultades para digerir bien cierto alimento, quizás por la falta de una enzima o porque alguna sustancia química del alimento es difícil de asimilar. Por ejemplo, en la intolerancia a la lactosa, el intestino no produce las enzimas necesarias para digerir los azúcares de la leche y productos derivados.

Como en la intolerancia alimentaria no se producen anticuerpos, se puede manifestar la primera vez que se consume un alimento. En este caso, la cantidad es un factor importante. Poca cantidad del alimento en cuestión se podría tolerar bien, pero cantidades más grandes podrían generar problemas. No es así en el caso de las alergias, donde una mínima cantidad del alimento puede provocar una reacción que ponga la vida en peligro.

¿Cuáles son los síntomas?

Si usted tiene una alergia alimentaria puede sufrir hinchazón de garganta, ojos o lengua, picazón, urticaria, náuseas, vómitos o diarrea. Y en el peor de los casos, podría experimentar bajada de presión arterial, mareo, desmayo e incluso paro cardíaco. Una anafilaxia puede empeorar con rapidez y causar la muerte.

Cualquier alimento podría causar una alergia. Pero solo unos pocos producen las más graves: leche, huevos, pescado, marisco, maní (cacahuete), soya (soja), frutos secos y trigo. Las alergias aparecen a cualquier edad. Algunos estudios muestran que la genética influye bastante, y que es más probable que un niño desarrolle una alergia si alguno de sus padres es alérgico. Aun así, muchos niños dejan de ser alérgicos a esos alimentos cuando crecen.

Los síntomas de la intolerancia alimentaria no son tan preocupantes como los de las reacciones alérgicas graves. Las intolerancias causan dolor de estómago, hinchazón de vientre, gases, espasmos intestinales, erupciones en la piel, dolor de cabeza, cansancio o malestar general. Los síntomas pueden aparecer al ingerir diferentes alimentos. Los productos lácteos, el trigo, el gluten, el alcohol y las levaduras están entre los más frecuentes.

Diagnóstico y tratamiento

Si usted cree que sufre una alergia o intolerancia a los alimentos, sería recomendable que acudiera a un especialista para que le haga un chequeo. Hacerse un autodiagnóstico o decidir por su cuenta dejar de consumir ciertos alimentos podría ser perjudicial pues, sin saberlo, usted estaría privando a su cuerpo de algunos nutrientes necesarios.

En el caso de las alergias alimentarias graves, no hay tratamiento más eficaz que evitar por completo el alimento que produce dicha alergia.* Por otra parte, si usted tiene una alergia leve o una intolerancia, quizá note una mejoría simplemente consumiendo menos cantidad de ese alimento y con menos frecuencia. Ahora bien, en algunos casos se sugiere evitarlos del todo, o al menos por un tiempo, dependiendo de lo grave que sea la intolerancia.

Así pues, si usted tiene una alergia o intolerancia a los alimentos, lo aliviará saber que muchos han aprendido a vivir con ello y a disfrutar de una amplia variedad de alimentos deliciosos y nutritivos.

A menudo se recomienda que quienes sufren alergias graves lleven siempre un autoinyector de adrenalina (epinefrina) en forma de bolígrafo para una emergencia. Algunos profesionales de la salud recomiendan que los niños con alergias lleven consigo una indicación visible para que los profesores o cuidadores sepan cómo actuar.

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