miércoles, 1 de junio de 2016


Cómo llevar flores a la mesa de cenar

Una mesa con flores alegra comidas y cenas, no son exclusivas de un momento determinado y siempre ganan. Sin embargo, hay que tener en cuenta algunos trucos para que, ni su olor ni su tamaño, se interpongan entre el menú y los comensales.

El sencillo toque de color que dan las flores puede exaltar una sencilla ensalada o una vajilla sin aderezos. Y es que la mesa es ese lugar privilegiado en el que no hace falta tener invitados para que un toque floral nos alegre la vista, incluso de una reunión sencilla.

“Decorar con flores para una comida con amigas no es lo mismo que la decoración que prepararías para un encuentro con los padres de tu marido”, explican para señalar las diferencias Juan Fernández del Álamo y Javier Durán, de Llorens&Durán.

Para impresionar. Si en una cena quieres impresionar lo ideal es “dar un golpe de color con flores grandes, incluso en la mesa, porque el tallo es elevado y te puedes ver”, advierten estos especialistas que llevan cuatro años intentando que las flores formen parte de la decoración de cualquier espacio.

“Nuestro objetivo es introducir el bienestar que produce la naturaleza en tu espacio de vida, bien sea en tu oficina o en casa”, explica Fernández, “porque la flor cierra el círculo a la decoración y ofrece una estancia menos estática”, agrega el especialista.

Expertos en la decoración de bodas y todo tipo de eventos son conscientes de que no se decora de la misma manera para un almuerzo que para una cena.

“Tenemos en cuenta los colores y las texturas, porque durante el día, la luz ya la pone el sol, y durante la noche se decora con velas”, añade Durán, quien considera que “cada flor tiene su sitio”.

Detallan que lo que les gusta es coordinar todo el conjunto: vajilla, mantelería, flores e incluso menú, para que los colores vayan en sintonía y no haya distorsión posible.

Flores sin demasiado olor.

Los expertos aconsejan no poner flores “con demasiado olor en la mesa, tan solo un pequeño toque, porque el olor se mezcla con el sabor e interfiere con los alimentos”, asegura Durán.

También hay que cuidar el detalle al máximo como el recipiente donde colocar las flores. “Compramos jarrones chinos antiguos, cristal soplado en Bélgica, cestas de mimbre”.

“Cada hogar es la extensión de la familia que vive en él y, por eso, la decoración floral no es idéntica para cada casa”, indican.

De ahí que les guste decir que preparan “flores a la medida”, a pesar de que no consideran que tener flores sea sinónimo de una “casa perfecta”.

Una buena idea es elegir flores de temporada y adaptarlas en arreglos florales.

Estilo propio.

Para los expertos, su estilo es no tener estilo. Así se enfocan en la visión de sus clientes. “Ni preferimos el inglés más silvestre, ni el francés más ordenado, u otros, es una manera de no imponernos a la opinión del cliente. Es su criterio el que debe prevalecer en la decoración”, indican.

Sin embargo, reconocen que les encanta el “verde”, su apuesta para esta temporada con ramas con líquenes y “poca flor”.  Huyen de las de las tendencias, “somos más de propuestas, de un estilo propio con elementos reconocibles por sí mismos”.

Cerrando el círculo. 

También apuestan por la calidad con flores de temporada para, de esa manera, poder seleccionar las mejores, y por los verdes más sencillos, como los alpinos, hasta los más sofisticados, como el haya o el castaño.

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