miércoles, 18 de julio de 2012


Historia de la fresa



La fresa silvestre es conocida en Europa desde tiempos muy antiguos, y fue, hasta el siglo XVIII, la fruta más degustada. Hoy, sin embargo, los ciudadanos del planeta, consumen algo a lo que llaman fresa cuando en realidad se debería llamar fresón, y cuyo origen es americano.

La fresa silvestre europea (Fragaria vesca) se consume desde época prehistórica. No se empezó a cultivar hasta el siglo XIV. Mientras en América proliferaban dos variedades: el fresón chileno o frutilla blanca (Fragaria chiloensis) y el virginiano (Fragaria virginiana). Parece que la planta es originaria de América del Norte y habrían sido las aves migratorias las que la introdujeron en la región central de Chile.

Fue Alonso de Ovalle, en 1614, quien clasificó y dio nombre al fresón chileno. Pocos años después, en 1620, llegó a las costas de Virginia el Mayflower; en sus cartas, los peregrinos hablan de la abundancia de fresas que han encontrado en sus asentamientos.

En España y América se llamaba “frutilla” a la fresa pero el nombre existía ya, según explicaba Sebastián de Covarrubias en 1611.

Ya en el siglo XVIII un francés al servicio de Luis XIV, Amedée-Franois Frézier, llevó a Francia varios ejemplares del fresón chileno; hubo quien dijo que el nombre de “fresa” deriva de este ingeniero francés, pero ya vemos que es anterior. Una vez en Francia, ambas variedades, chilena y virginiana, acabaron por originar un híbrido conocido como fresa ananás (Fragaria ananassa), que es el fresón, frutilla o fresa que consumimos hoy en diferentes partes del mundo.

Aún siguen existiendo fresas silvestres, con un aroma único, pero muy escasas y en consecuencia, de cotización muy alta.

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