sábado, 2 de junio de 2012

La prevención de la contaminación de los alimentos empieza en el supermercado

 

Una buena alimentación ayuda a mantener al organismo fuerte y saludable. Por eso es importante aprender a leer las etiquetas de los productos y a seleccionar los de mejor calidad. Pero eso no es todo. También hay que aprender a procesarlos y a conservarlos correctamente para evitar el desarrollo de infecciones que puedan afectarnos. El primer eslabón de la cadena, ese primer punto de partida, es el supermercado o el establecimiento en donde haces tus compras.
Según datos del Centro para el Control de Enfermedades (CDC), tan sólo en los Estados Unidos se producen alrededor de 128 mil hospitalizaciones y 3 mil muertes al año debido a enfermedades trasmitidas por los alimentos, que pueden estar ocasionadas por bacterias, como la salmonella y la E. coli, por productos químicos venenosos o por otras sustancias. Lo importante es que tomes conciencia de que, si bien los brotes de enfermedades trasmitidas por los alimentos han aumentado en los últimos años, éstos se pueden evitar con ciertos cuidados.
A veces, la contaminación de los alimentos se produce en los lugares de fabricación. Es el caso de los huevos contaminados con salmonella que se retiraron del mercado norteamericano en el 2010 y del brote de listeriosis provocado por los melones de tipo cantalupo contaminados, que se produjo a fines de 2011, por citar algunos ejemplos.

Otras veces los alimentos pueden contaminarse en los negocios en donde se venden, ya sea por la presencia de roedores o por algún otro motivo. Esa fue la causa de uno de los casos que surgieron en el 2011, relacionado con una bacteria resistente a los antibióticos comunes, denominada MRSA (Estafilococo aureus resistente a la meticilina), que fue descubierta en las carnes de los supermercados. Aparentemente las personas que manipulaban los alimentos presentaban la bacteria. Por eso también es importante que acudas a un establecimiento adecuado y responsable cuando compres tus alimentos.

Para disminuir el riesgo de la contaminación de los alimentos , la próxima vez que vayas al mercado, asegúrate de:
  • Corroborar que se trate de un lugar limpio que siga las prácticas de higiene sugeridas por las autoridades locales de sanidad, además de las indicadas para la conservación de alimentos.
  • Colocar ciertos tipos de comida en bolsas separadas, para evitar por ejemplo, que la sangre de un trozo de carne se derrame sobre el pan.
  • Inspeccionar las latas y conservas, para corroborar que no estén rotas, rajadas ni golpeadas. Tampoco compres productos que estén abiertos o que hayan perdido líquido.
  • Revisar los paquetes de comida congelada y no los compres si están dañados, abiertos, retorcidos o aplastados en las puntas. Si el envase es transparente, fíjate si el contenido tiene hielo cristalizado y, si es así, elige otro.
  • Elegir los alimentos frescos y los congelados al final de la compra y siempre ponerlos en bolsas separadas para que no contaminen a los otros alimentos.
  • Seleccionar los huevos frescos cuidadosamente, revisa que estén limpios y que no haya ninguno roto o pegado al contenedor.

Además, ten cuidado con la temperatura. En general, los alimentos que se conservan en la heladera (nevera, refrigerador) no deben estar fuera de ella por más de dos horas. Si por ejemplo vas a hacer las compras y luego debes dejar el auto estacionado al sol durante un buen rato, trata de llevar un contenedor que mantenga la temperatura apropiada para que la comida no se dañe.
Del mismo modo, una vez en casa también debes tener cuidado de que no se contaminen los alimentos. Dejar la comida fuera de la heladera por más de dos horas es suficiente para que las bacterias se apoderen de ellas y se contaminen los alimentos.
Asimismo, para evitar la contaminación de los alimentos en casa puedes seguir los siguientes cuidados:
  • Lávate las manos y limpia las tablas para cortar, los utensilios y las superficies para preparar alimentos.
  • Mantén la carne, el pollo, el pescado y los mariscos crudos separados de los alimentos listos para comer.
  • Usa un termómetro de alimentos para asegurarte de que la comida está cocinada a una temperatura interna segura (145 °F o 63 °C para carnes, dejándola reposar 3 minutos antes de consumirla; 160 °F o 71 °C para carnes molidas, y 165 °F o 74 °C para todas las aves).
  • Mantén el refrigerador (nevera o hielera) a una temperatura menor de 40 °F o 4,5 °C y refrigera los alimentos que se pueden echar a perder.

Por último, recuerda que tampoco debes preparar comida para otras personas si tienes diarrea o vómitos, que son dos de los síntomas que podrías tener si te intoxicas con alimentos contaminados, y ten mucho cuidado al preparar alimentos para los niños, para las mujeres embarazadas, para los ancianos o para las personas que tienen un estado de salud delicado (por ejemplo, debido a un sistema de defensa o inmunológico bajo).

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