Por El Comercio / Perú / GDA
El Oktoberfest es sin duda uno de los festivales más famosos y populares del planeta. Lo que no es tan conocido es que esta fiesta alemana del buen beber poco tenía que ver con la cerveza en sus inicios. A pocos días de abrir sus puertas en el tradicional Theresienwiese (Prado de Teresa), ubicado en Múnich, te contamos cómo se inició este alcohólico evento.
En 1810, el príncipe Ludwig de Baviera decidió celebrar su unión con la princesa Teresa de Sajonia-Altenburgo con olor a multitud. Por esa razón, mandó a organizar una carrera de caballos e invitó a toda la gente que vivía en Múnich.
En 1810, el príncipe Ludwig de Baviera decidió celebrar su unión con la princesa Teresa de Sajonia-Altenburgo con olor a multitud. Por esa razón, mandó a organizar una carrera de caballos e invitó a toda la gente que vivía en Múnich.
Según los historiadores, unas 40 mil personas participaron del festejo real, cifra que resulta ínfima comparada a la que hoy registra el Oktoberfest: 6 millones en promedio. Al año siguiente la celebración volvió a realizarse, pero en aquella ocasión se unió al festival estatal de agricultores. Aunque con el tiempo se abandonó la costumbre de realizar una carrera de caballos y su inicio fue trasladado a septiembre (el primer sábado después del 15 de septiembre) para aprovechar de un mejor clima, siguió realizándose en el mismo lugar, el Theresienwiese, ubicado muy cerca de las murallas de Múnich.
En 1887, los denominados Wiesnwirte, es decir los propietarios de las cervecerías, llegaron a la feria para inaugurarla. A partir de entonces, la llegada de estos marca la apertura oficial del Oktoberfest. Actualmente, ellos, montados en vistosos carros jalados por caballos y que llevan sendos barriles de cerveza, integran un desfile de apertura, el cual es encabezado por el alcalde de la ciudad.
Según la tradición, después del desfile, el alcalde abre, a las 12 en punto, el primer barril de cerveza. El grito “O zapft is!” (ya está abierto) marca el punto de inicio del jolgorio. Luego se disparan 12 balas de cañón, señal que indica a los cerveceros que ya pueden empezar a servir el etílico protagonista del festival.
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