lunes, 3 de octubre de 2011

“Sírveme más sopa, por favor”




Nada como un buen plato de sopa para reconfortar al cuerpo y mejorar el estado de ánimo. Hay mil formas de hacerla y cada familia tiene su receta favorita. Preparada de la forma adecuada, puede ayudarte a saciar el apetito y a mantener la línea. Sírvete un buen tazón de sopa ¡y que aproveche!

Un buen plato de sopa puede servir lo mismo de aperitivo que servir como una cena completa. ¿Cuál es tu favorita? ¿La de pollo o la de tomate? ¿Con o sin fideos? ¿Te gustan espesas o de caldo más ligero? Hay quien piensa que es un plato aburrido, ¡nada de eso!

La sopa se prepara desde tiempos inmemoriales y es un plato conocido en todas las culturas, cada una con sus ingredientes particulares. Este milenario plato puede tener tantos componentes como tu imaginación lo permita y, de ese modo, se convierte en una exquisita fuente de vitaminas, proteínas y minerales que no sólo te ayudan a mantener a tu cuerpo saludable sino también en línea.

Añadiendo más sopa a tus menús
  1. Siempre que hagas tus sopas con productos magros o con poca grasa y sin agregarles crema, pueden ayudarte a ingerir menos calorías, ya sea que las tomes en el almuerzo o la cena, ya que te producen saciedad y hacen que te sientas satisfecho(a) por más tiempo. Si te sirves un tazón de sopa calentita como primer plato, podrás servirte porciones más pequeñas del resto de los alimentos.
  2. La sopa no sólo es un acompañante en el menú. Si es liviana, puedes tomarla entre comidas, y si los ingredientes son más variados y abundantes hasta puede ser el plato principal que consumas. En efecto, algunas incluyen trozos de carne, pescado o pollo, que aportan suficientes proteínas como para mantener a tu cuerpo fuerte.
  3. ¡Cuidado con el sodio! Es una consideración muy importante, para que este plato te mantenga saludable y no perjudique ni a tu corazón ni tu nivel de presión arterial. Si la compras ya preparada, o en forma de caldos concentrados, revisa el nivel de sodio y de conservantes que contiene. Es preferible que prepares la tuya en casa. En lugar de sal, utiliza hierbas y especias para agregarle sabor.
  4. Para hacer una sopa sabrosa, no necesitas ingredientes costosos ni sofisticados, y sólo debes dejar volar tu imaginación. A un buen caldo de base, puedes agregarle habas (frijoles) y verduras como el apio o la zanahoria. El resultado es un plato rico en proteínas y fibra de origen vegetal que te dejará satisfecho(a).
  5. Para reducir calorías, sustituye las sopas cremosas por las de textura más ligera. Pero si de todas maneras se te apetece una sopa espesa, agrégale vegetales y legumbres a un caldo de pollo. Déjalas cocer hasta que se ablanden y pasa todo por la licuadora. Aunque de textura espesa, no tendrá las calorías ni la grasa de las sopas más cremosas.
  6. Para mantenerla bien magra, elimina toda la grasa y la piel de los trozos del pollo o de la carne que utilices para el caldo de base. Una vez que se enfríe el caldo, déjalo en el refrigerador durante unas horas. Luego, puedes quitarle la capa de grasa que se acumulará en la superficie. Así te aseguras de eliminar la mayor cantidad de grasa posible. El caldo puede luego usarse para preparar tu sopa del día, o congelarlo para usarlo más adelante o para preparar salsas.
  7. Prepara una cantidad abundante de tu receta favorita y llévala en un termo como almuerzo a la oficina, o como parte del almuerzo escolar de tus hijos.

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