domingo, 8 de enero de 2012

Psicología de los alimentos
Por Heidie Rosado / Especial para Por Dentro


Llega el nuevo año y con él las muchas resoluciones de vida. ¿La más común? Bajar de peso. Pero ¿cómo lo hago? De tantas dietas disponibles cual utilizar o qué es lo más conveniente
Las estadísticas son alarmantes. Ocho de cada 10 mujeres hace algún tipo de dieta. Mientras el 40% de las niñas de nueve años ya han hecho dieta. Entonces ¿cuál es la solución?
Esa fue mi pregunta hace mucho tiempo. Yo, al igual que todas esas estadísticas viví el famoso “yoyo” hasta encontrar una alternativa saludable que me ha rendido los frutos deseados. Se trata de la psicología de los alimentos.

Muchos creen que la psicología de los alimentos es exclusiva para personas con disfunciones tales como la anorexia o bulimia, pero no es así.
Toda nuestra conducta de alimentación está asociada con la psicología, incluso representa otros aspectos de nuestra vida. Pero ¿cómo lo descubrimos? ¿Cómo identifico las cosas que puedo hacer para poder tener una vida saludable?
Para que no hagas la misma resolución que no funciona, comparto algunas ideas:

• Los alimentos no tienen moral. No hay tal cosas como alimentos malos o buenos. Simplemente hay patrones de consumo que pueden afectar nuestra salud. Todo extremo no funciona. Debes trabajar con la manera en que miras los alimentos y lo que piensas, por ejemplo, cuando te comes una hamburguesa con tocineta y papas fritas. ¿Piensas cuántas calorías tiene? O te lo comes y te sientes peor cuando terminas. Y luego te comes el postre porque piensas “que se fastidie, ya el daño está hecho”. Pero comerse una hamburguesa no es malo. No son las 3,500 calorías que consumiste. Lo que pensamos acerca de nosotros mismos, el arrepentimiento que viene después de los hechos son muchos más dañinos que la hamburguesa.

• El cuerpo pide placer. Se supone que el acto de ingerir alimentos nos cause placer. Pero cuando estás comiendo ese suculento flan de coco con caramelo, posiblemente tu mente te está diciendo que no te lo comas. Por ende, aunque te disfrutes el flan, tu mente nunca registró el placer y sigue buscando más hasta que lo registra.

• Descubre tu nutrición. Cambia la manera en que hablas. En vez de decir estoy gorda, rechoncha u obesa, cambia a “estoy aprendiendo a nutrirme”. Esta última alternativa, automáticamente te hará sentirte en paz y armonía.

• Nutrir es un acto de amor. El organismo necesita ciertos alimentos para nutrir la memoria, dar energía, vitalidad y evitar las afecciones de salud. Y el acto de nutrirte bien es un acto de amor hacia ti.

• Recuerda que todo cambio comienza con el intento de algo nuevo. Si quieres resultados distintos, tienes que intratar otras formas. Por eso, este año 2012 debes darte la oportunidad de aprender a amarte, cuidarte, mimarte y renunciar a esos pensamientos que se han reflejado en la báscula. Por eso te invito a que este 2012 sea el comienzo de una vida de amor y salud.

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